El proceso comienza con una conversación y una sesión de fotos. El boceto académico me permite un buen conocimiento del rostro, de la mirada, de la actitud corporal y del sentimiento que transmite cada uno.
Busco que la pintura haga detener al espectador para poder descifrar todo lo que en ella ocurre, a la vez y por separado.
El inmigrante, tanto el pictóricamente representado como el real, se asienta sobre el acontecer de luces y sombras en el territorio chileno, detrás de un sin fín de trámites, letras y números de identificación. Así, en mis obras se vislumbran los