La recolección de desechos industriales en madera y el estudio del concepto de acopio son los ejes que estructuran el cuerpo de obra de Amelia Errázuriz. Los desechos industriales, y especialmente los descartes de los fragmentos de molduras en madera, son resignificados en “un orden dentro del aparente desorden” de manera aleatoria, sin un patrón inicial. Las composiciones se inspiran en la geometría presente en los textiles y cerámicas precolombinos de la América andina. Asimismo, el paisaje de la zona central de Chile, y sus transformaciones -degradación y devastación por la mano del hombre-, también son parte de sus investigaciones.

Andrés Lima desarrolla su trabajo artístico principalmente a partir de la investigación de procesos políticos vinculados al desarrollo de una industrialización en relación a la arquitectura, particularmente durante el siglo XX en Latinoamérica. Sus principales medios de aproximación son el dibujo, video, la fotografía y los desplazamientos del cine.

Camila Maggi se mueve entre lo digital y lo análogo para crear collages en los que celebra la representación de la mujer y su cuerpo, ahondando en los ciclos y su conexión con la naturaleza y la luna. Gabriel Holzapfel se interesa en el cruce entre lo político y lo poético. A lo largo de los últimos 10 años, ha centrado su producción en torno a tópicos como Memoria, Desaparición, Entropía y las complejas huellas que va dejando la actividad humana sobre nuestros territorios, sensibilidades e imaginarios.

A la par de su labor como cirujano plástico, Héctor Valdés ha desarrollado un trabajo como escultor que se pasea entre la abstracción y la figuración. Las obras abstractas son fruto de la descomposición de formas geométricas y volúmenes, como el cubo y la esfera, así como del desarrollo del concepto de “vacío” o hueco. Sus piezas figurativas, en tanto, guardan estrecha relación con sus intervenciones sobre el cuerpo humano en el campo de la medicina. De este modo, Valdés impregna la forma y el material -sea piedra o hierro- con la fuerza que proporciona la cirugía, lo que, en sus palabras, “te hace perder el miedo por los tejidos, ya que los doblas, los tuerces, pliegas, estiras, cambias de lugar, a pesar de que se deben mantener vivos. Luego de que haces eso, pierdes el miedo a estresar al máximo un material para darle forma a tu escultura”.

Joaquín Ceballos presenta su serie Des(nudos), dibujos hechos con lápiz pasta sobre papel que abordan las fobias personales como necesidad de un aislamiento físico obsesivo del mundo. El artista escoge así la imagen del nudo para hablar sobre un flujo que ha sido coartado, el cual podría ser el libre intercambio sensorial de uno mismo y una exterioridad desconocida causante de grandes ansiedades.

El título de la serie toma en cuenta la relación etimológica de las palabras nudo y desnudo para crear una especie de juego de palabras que apunta a la ambivalencia del significado de la imagen del nudo como metáfora de la propia relación con el mundo.

Jordan Castillo siempre ha estado interesado en la naturaleza y la interacción del ser humano con otras especies. Recolecta distintos fragmentos orgánicos, como cráneos, raíces y conchas, los cuales utiliza como material de estudio para sus cerámicas. Para unir su pasión por la naturaleza y el arte crea el proyecto BIOPHILIA, cuyo propósito es rescatar el oficio de la cerámica modelada a mano para crear piezas naturalistas y exponer así las relaciones humanas con la naturaleza. Las piezas de cerámica, al estar trabajadas por la técnica del modelado a mano, se mantienen fuera de la producción por molde y la producción en serie, teniendo como resultados siempre una cerámica única e irrepetible.