ChilArte

Exposición

Manos de Mujeres

Manos que tejen haciendo nudos
 Manos que rezan, manos que dan
Manos que piden algún futuro
 Pa’ no morir en soledad ¡ay! ¡Ay!

Manos de mujeres
Que han parido la verdad
Manos de colores aplaudiendo algún cantar.

Manos que tiemblan, manos que sudan
Manos de tierra, maíz y sal
Manos que tocan dejando el alma
Manos de sangre, de viento y mar.

Marta Gómez (extracto de su canción «Manos de Mujeres”)

A pesar de que son centenares las mujeres que crean durante los inicios del arte nacional en el siglo XIX, hay muchas que, a pesar de sus talentos innegables, no solo no reciben reconocimientos, sino que son presentadas como alumnas de algún destacado maestro varón.

Una de las pocas que logra la admiración que merece es Rebeca Matte (1875-1929), escultora que estudia en Europa y que llega a ser designada profesora Honoraria de la Academia de Bellas Artes de Florencia en 1918, distinción que se otorga por primera vez a una mujer extranjera. El gobierno chileno le encarga grandes esculturas urbanas como «Monumentos a los Héroes de la Concepción», ubicado en el bandejón central de la Alameda y «Unidos en la gloria y en la muerte», en el frontis del Museo Nacional de Bellas Artes.

Rebeca Matte
Unidos en la gloria y en la muerte

Entrado el siglo XX, la situación para las artistas nacionales no mejora. El doctor en Historia del Arte y director de la Escuela de Arte de la Universidad Diego Portales, Ramón Castillo, afirma que las artistas han sufrido una injusta postergación. “Ellas han tenido que cumplir muchos requisitos para ser reconocidas. El hombre, en cambio, ha podido vivir su genialidad y ser un irresponsable en otros asuntos. Por eso, lamentablemente, los reconocimientos han llegado tarde para ellas”1.

Aunque el Premio Nacional de Arte se origina en 1942, entregándose por primera vez en 1944 a Pablo Burchard, recién en 1970 se le otorga a una mujer, a la escultura Marta Colvin. A ella le siguen Ana Cortés (1974), Lily Garafulic (1995), Gracia Barrios (2011), Roser Bru (2015), Paz Errázuriz (2017) y Cecilia Vicuña (2023). Hasta la fecha, el galardón ha reconocido a 31 artistas plásticos, de los cuales solo siete han sido mujeres.

Hoy ellas tienen más herramientas, son más conscientes de su género y saben hacer oír su voz. A diferencia de lo que ocurría con las generaciones pasadas, las actuales cuentan con mujeres que escriben sobre ellas.

Marta Colvin
Cecilia Vicuña
1 GAJARDO, Alejandra, Mujer y arte: El difícil camino de las artistas chilenas. LVQS, 8 de junio de 2021.

Artistas de “Manos de Mujeres”

Los estilos, técnicas y materiales de las artistas chilenas que conforman la muestra “Manos de mujeres” -organizada por CHILARTe- son variados: lana, fieltro, madera, telas impresas y decoradas, óleo, artículos reciclados, objetos cotidianos etc.

Catalina Mena explora la fragilidad en la vida cotidiana a través de la memoria y el cuerpo, con énfasis en la huella y la fragmentación en la memoria. A través de elementos simbólicos como cuchillos y machetes, aborda la relación entre el cuerpo, la identidad de género y lo doméstico, y cómo estos influyen en nuestra percepción del mundo.

El textil es la materia prima de Maite Izquierdo; se permite coser, rajar, enlazar y amarrar; surge así́ una creación que nos comunica la belleza de nuestro tiempo. Es un vestigio rescatado, una segunda piel. La cotidianidad del textil se vincula con lo íntimo y externo, y al trabajarlo, establece relaciones materiales, cromáticas y simbólicas: vida, muerte, cobijo, angustia, paisajes y cuerpo.

Carmen Searle aporta color y delicadeza en sus obras, en las cuales la belleza de nuestra flora explota, se esparce, se retrae y vuelve a expandirse en una eterna primavera. En sus pinturas de bouquéts y campos floridos, Searle empasta el óleo para aportar textura y aplica arriesgados contrastes de color cuyas temperaturas, sumadas a la de la cálida luz natural, establecen una conversación alegre con el legado impresionista.

Las pinturas, grabados, esculturas, collages e instalaciones de Daniela Orlandi se distinguen por el uso de colores intensos, como el vibrante rojo carmín para resaltar áreas y trazos específicos, así como una paleta que abarca el azul, turquesa, verde, gris y ocre para crear contrastes equilibrados. Además, incorpora con maestría la alternancia de colores, particularmente el blanco y el negro, para añadir profundidad y dinamismo a sus creaciones. En su búsqueda constante por añadir dimensión y densidad a sus creaciones, Orlandi incorpora materiales maleables y suaves, como la lana y el fieltro, que le permiten explorar un mundo completamente nuevo.

Antonella Gallegos, en tanto, obedece a una búsqueda de la profundidad de la materia como exploración de territorios, entregando el testimonio de múltiples vivencias que quieren comunicar la interioridad más secreta de los hechos. A través de la sugerencia visual, condensa su imaginación en el campo de lo pictórico, apelando a una historia hecha de fragmentos, sucesos y memoria.

Asimismo, Amelia Errázuriz, con una temática cotidiana cuestiona la visualidad y lleva su pintura más allá de lo estético por medio de manipulaciones plásticas que juegan con el referente, experiencia, conocimiento y por lo tanto los sentimientos. Al tomar el desecho constructivo y en general lo abandonado, encuentra otra temática cotidiana y produce una reflexión para encontrar su esencia de pertenencia al imaginario visual, y le busco la dignificación en un intento de llevarlo hasta a la frontera poética.

Teléfono de contacto: +56 9 9226 9344

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