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Entrevista

El universo cosmo-geológico de Antonia Bañados

El trabajo de Antonia Bañados (Chile, 1990) explora la apreciación temporal y espacial a través de la relación entre fenómenos naturales que superan nuestra capacidad perceptiva. El impacto de una gota de agua en cualquier superficie puede ser homologado con la formación de un cráter, la lluvia con la configuración de un paisaje, y la acumulación de piezas de embalaje desechadas con una metrópolis en proceso de convertirse en ruinas. Al emplazar ciertos objetos en un universo suspendido entre el reconocimiento y la ambigüedad, hace un ejercicio que nos permite imaginar otros mundos y territorios.

Por medio de estrategias visuales, sensoriales y narrativas que dialogan con el positivismo científico, la obra de Antonia Bañados nos presenta un mundo maravilloso de astros y rocas espaciales, paisajes acuosos, casi derretidos, imágenes en las que se negocian la realidad y la ficción, el cientificismo y la poesía. A través de la utilización de procedimientos propios de la ilustración técnica, la artista reflexiona en torno al cambio y la mutación del paisaje desde una perspectiva geológica. Así, en sus obras más recientes observamos meteoritos, objetos de relevancia tanto geológica como cósmica, que despiertan fascinación por coleccionarlos. 

Antonia Bañados, Lluvia de Meteoritos, 2018, lápiz carboncillo graso y gouache sobre papel 300gr, 130 x 90 cm. Cortesía: Galería NAC

En tu trabajo, sobre todo en tus acuarelas, buscas siempre generar una especie de tensión entre fuerzas opuestas: implosión y explosión, orden y caos. Nuestra percepción del tiempo y el espacio se trastocan; a veces dudo de si algo ya ocurrió o está a punto de ocurrir. ¿Nos pues comentar sobre estas ideas y cómo las traduces en tus composiciones?

Qué bonita observación. Me parece bastante acertada. Cuando me imagino mis acuarelas las pienso como la visión de un instante de un paisaje, que tiene un ritmo y temporalidad. Me gusta pensar en los momentos colindantes a una gran acción, el momento justo antes o justo después de transformarse. Siento una fascinación enorme por los patrones repetitivos, por la sensación de infinito, por visualizar el ritmo del cosmos y, al mismo tiempo, me seduce la inminente posibilidad de romper con ese orden. Un tiempo después de que ya había comenzado a trabajar con esta serie de obras, me encontré con el concepto de hiper-objetos acuñado por Timothy Morton, y me pareció un término muy cercano a la manera que pienso estos paisajes y a la vez acciones. Un hiper-objeto es un objeto que no podemos tocar concretamente porque su escala nos supera, como por ejemplo, el cambio climático. Podemos sentir las consecuencias de su accionar, pero no podemos aprehenderlo, está en todas partes. Las acciones que yo pienso muchas veces son de este tipo, acciones que son demasiado grandes como para verlas claramente.

Trabajas con el imaginario científico –geología, astronomía- conectado a una narrativa especulativa, que nos invita a imaginar otros mundos. Algo que la ciencia y el arte comparten es que son mecanismos para comprender aquello que nos rodea. Algunas obras, incluso, están divididas en retículas que nos recuerdan a las historietas de ciencia ficción. Hay una conexión evidente, en cuanto a estrategias, entre tu trabajo más gráfico y tu obra, digamos, más “artística”, aunque no creo en las categorizaciones.

Sí, efectivamente creo que arte y ciencia son formas de construir una visión de mundo, y en ese objetivo también históricamente han estado muy entrelazadas. Por eso, me gusta cruzar el límite entre un lenguaje más pictórico, “artístico”, y uno que recuerda al geológico o astronómico. Las imágenes son poderosas en ese sentido, hacen existir algo solo a través de la imagen. Yo nunca he visto una ballena en persona, por ejemplo, pero no dudo que existan porque he visto fotos de ellas. Una pintura puede hacer existir un paisaje o un acontecimiento hipotético y eso lo encuentro muy mágico…

Sobre la relación con el lenguaje más gráfico, o específicamente de la historieta, sí, en mis últimos trabajos he estado integrando más directamente elementos de este medio. Yo empecé a trabajar en narrativa visual (cómics) en un momento en que me sentía saturada del mundo del arte contemporáneo y encontré en este medio un refugio. Estuve un año completo solo en eso. Me fascinó la capacidad de este formato por, no solo permitir construir mundos, sino que crear historias dentro de esos mundos de manera muy profunda y también muy personal. Uno puede hacer películas completas solo yuxtaponiendo una imagen al lado de la otra. Es algo tan simple, pero a la vez tan potente, el espacio entremedio, que es completado por quien la mira. Es algo en lo que tengo mucho interés en seguir explorando.

En octubre, por fin, voy a publicar el libro que hice durante el año que estuve dedicada a hacer cómics, y creo que también será un empujón para unir estas dos prácticas que hasta el momento he estado trabajando por separado.

Antonia Bañados, Movimientos de Líquidos II, 2017, gouache y tinta sobre papel, 90 x 130 cm. Cortesía: Galería NAC

Menciono esto de la narración especulativa porque veo un interés por la ciencia ficción, ideas sobre el fin de los tiempos o la extinción de lo vivo. Pienso en, por ejemplo, una de tus series donde imaginas que el agua migra hacia el espacio exterior y es necesario idear un plan, una ruta, para que retorne a la Tierra y vuelva a crear los océanos que dieron origen a la vida, la nueva génesis. Esto también se conecta con tu fascinación por lo meteoritos. Cuéntanos de dónde viene ese interés

Yo creo que trabajar con esta cercanía a la ciencia ficción apocalíptica, o esta narración especulativa, es una forma de enfrentar los mayores miedos. Una forma de hacer catarsis.

Desde bien temprano en mi infancia que escucho hablar sobre el cambio climático, las sequías, las extinciones de especies. Siempre fue algo que me produjo mucha ansiedad, aun lo hace, y como es un problema sobre el cual no tengo mucho control (ninguno quizás), traerlo a mi trabajo es la mejor forma de enfrentarlo. Imaginar el fin de los tiempos a través de pinturas es mucho más amable que leyendo las noticias pesimistas.

También, a veces pienso que es una forma de encontrar un sentido más espiritual sobre las cosas. No fui criada bajo un paradigma religioso, entonces las grandes preguntas existenciales como de dónde venimos o qué pasa después de la muerte, nunca tuvieron respuesta fija. Lo que me provoca los meteoritos es una conexión con algo más grande, más antiguo que nuestra existencia humana, y si bien no me dan ninguna respuesta sobre nada, me seduce este vortex de tiempo que condensan.

La acuarela es el medio con el que más trabajas. Has dicho que esto se debe a que se encuentra a medio camino entre el dibujo y la pintura más “pictórica”, además de ser un campo compartido entre el arte y la ciencia. También es un medio expuesto al azar, pero igual de algún modo se intenta “controlar”.

Interesante eso que la acuarela es un medio expuesto al azar. Es verdad, en la acuarela hay un porcentaje muy importante de cosas que aparecen de manera azarosa y es efectivamente un medio bastante difícil de controlar (al menos en un inicio) porque fluye a todas partes. Curiosamente, muchas veces la uso de para hacer geometrías, que es como lo opuesto a dejar fluir ese azar. No lo había pensado conscientemente, pero justamente me interesa esa contraposición entre su soltura y su control. Estas dos fuerzas en tensión. Me gusta forzar al material a hacer lo que yo quiera y darle rienda suelta de vez en cuando.

También has trabajado con poliestireno usado para embalaje. Este material de desecho lo has utilizo para crear colecciones museográficas ficticias y espacios habitables, pero abandonados, similares a ciudades en miniatura. ¿Cuál es tu relación con la arquitectura?

Siempre me fijo en la arquitectura y no solo con las piezas de poliestireno, sino también con los paisajes que imagino… también creo que son espacios arquitectónicos. Mis padres son arquitectos, estudiaron juntos y cuando yo era niña trabajaban en la misma oficina, entonces nunca dejaban el trabajo y siempre estaban hablando de arquitectura. Muchos fines de semana de infancia los pasé en su oficina porque tenían entregas para concursos públicos y siempre se hacía todo hasta el último minuto. En esas tardes tediosas de encierro, además de contemplar el estrés de los adultos (y el caos latente de la precisión arquitectónica), me dedicaba a dibujar detrás de los planos descartados y ver cómo armaban las maquetas. Aprendí de muy chica a leer planos, entender cuáles eran elevaciones, cortes, plantas. Nunca me pareció atractivo ser arquitecta, pero la crianza deja sus huellas.

Antonia Bañados, Movimientos de Líquidos II, 2017, gouache y tinta sobre papel, 90 x 130 cm. Cortesía: Galería NAC

Antonia Bañados es artista visual licenciada de Arte por la Universidad Católica y Master en Arte del Edinburgh College of Art. Su trabajo ha sido seleccionado para participar de exposiciones colectivas en Premio Arte Joven MAVI-Escondida (2014, 2018), IV Concurso ARTESPACIO JOVEN BBVA (2018, 2019), Residencia y exposición Molten Capital (2018). También, su obra se ha exhibido nacional e internacionalmente, entre sus exposiciones podemos destacar: Guidelines Agains Disappearance en el Museu Geológico de Lisboa (2018), en la colectiva Inner Nature que itineró por Europa (2018), además de una serie de exposiciones en espacios nacionales como AFA, Espacio O, GAM, Espacio Macchina, entre otras. Su trabajo ha sido expuesto en Chile, Reino Unido, Alemania, España y Portugal. Ha recibido varios premios y distinciones entre ellas: Jackson’s Young Artist Prize 2016 (Royal Watercolour Society of London), Fondart(s) de creación, Fondo del libro de creación, Becas Chile, Matrícula de Honor (UC) y Mención Honrosa Premio Municipal Arte Joven (Stgo, 2018).

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