ChilArte

Pinturas de Fernando Soro

La simetría de las Mariposas en Vuelo

Acerca del artista

Fernando Soro es ingeniero civil industrial, sin embargo, durante años ha desarrollado una vertiente paralela en el arte. Comenzó con la fotografía, estudio en Hamburgo en los años 80’ y su obra gráfica se desarrolló en Alemania, Nueva York, y en diversas ciudades de América Latina, con foco temático en los paisajes urbanos.

Luego derivó a la pintura, desarrollando, entre otros, una técnica en la que combina la fotografía y óleo. Un camino que en 2012 lo llevó a dejar su vida empresarial para dedicarse por completo al arte.

Fernando Soro inicia su historia contando que comenzó en la fotografía “cuando aún era un niño”, entonces un hobby que con el tiempo se fue tomando sus días. En los años que vivió en Hamburgo, Alemania, decidió estudiar en serio. De entonces recuerda cuando tuvo a modo de tarea que fotografiar objetos u otros ubicados en no más de un metro cuadrado, en síntesis, lo obligaron a fijar la vista, a cerrar el horizonte y hacer foco en colores y formas.

Profesional exitoso, nacido y criado en Valdivia, en el Sur de Chile: “Un día casi sin darme cuenta tomé un pincel y pinté sobre una de mis fotografías.  Luego sobre una tela de algodón, también sobre un trozo de madera y un macetero”. Un gesto que marcaría un antes y un después, o como él mismo ha dicho: “un renacer en su vida”.

En 2014 los diarios, en sus secciones de economía, anunciaron como un hecho esencial que Fernando Soro, ingeniero destacado, dejaba su cargo gerencial en una importante compañía de telecomunicaciones. Lo que esas páginas no dijeron, fue que Soro renunciaba para dedicarse en cuerpo y alma a su pasión: el arte.

Dejaba las oficinas para pasar las horas en su taller con vistas al Río Cruces en Valdivia, y más tarde al que tiene hoy en Santiago, en la comuna de Huechuraba. Un espacio que él mismo define como un laboratorio, en el que se mezcla la vida y el arte. Ahí da rienda suelta a sus experimentos -que dan sentido a la idea de laboratorio- y si primero pinto sobre sus fotografías, luego lo haría sobre telas y lienzos de algodón, acrílicos y hasta sombreros que bautizó como Sorombreros. Nada pareciera escapar a su mirada innovadora. Es probable sea ahí, en ese espacio, donde aún habita el ingeniero.

Sin embargo, en este devenir creativo también aparecen constantes. Soro trabaja en series temáticas o “colecciones” como él las llama. Ahí están las banderas, en las que anota la historia y el presente del país; las fotografías que toma a las paletas que utiliza para pintar y que luego interviene; el juego entre la mancha espontánea y las estructuras como un reflejo de las tensiones entre el ser y las convenciones; el mar, y por sobre todo la naturaleza. Es ahí, en su vínculo con la tierra y las horas pasadas observando el devenir de la primavera en Valdivia, donde arraiga la serie de las mariposas que expone en la sala de exposiciones de la Clínica HighCare, ubicada en el edificio Marriott.

Colores en vuelo, es una serie de ocho dípticos que por un momento lo sacan de la abstracción que ocupa gran parte de su trabajo, y lo llevan a pintar enormes insectos. Esto de pintar en dos telas separada una misma obra es un formato que ya había usado, pero que siente fue mutando hasta darle las herramientas que le permiten reflejar, desde su perspectiva, uno de los diseños más perfectos de la naturaleza: las alas de una mariposa.

En estas obras, Soro traza, sobre un fondo de color plano que va cambiando de obra a obra, la imagen más reconocible de una mariposa -esa que está en la memoria colectiva-, para luego a través del color concretar su homenaje: “El color es vida.  Nadie puede quedar indiferente a él, al renacer que significa la primavera. Eso me lleva a Valdivia, una ciudad que, en esa estación, está llena de mariposas. Es un milagro de la vida”.

Y continúa adentrándose en la perfecta simetría que se observa en los diseños de sus alas, una gráfica única que se duplica gracias a una suerte de efecto espejo, y donde adquiere todo el sentido el trabajo en formato díptico. No hay una mariposa igual a otra: “Hay tantas combinaciones de colores, como mariposas en la Tierra, por ende, todo lo que pinté podría existir”, da lo mismo si en un minuto sólo habitaron en su mente creativa.

Las mariposas de Soro, tienen algo de las Warhol, también algo de las de Romero Britto, y de las series del inglés, Damien Hirst. Una coincidencia temática que sólo reafirma su estatus de modelo per se. Ellas, son por definición, un espacio para la experimentación con y a través del color al que Soro rinde en esta muestra, un personal homenaje.

Paola Pino. Junio, 2024

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